¿Son Seguros los Vuelos Largos para la Salud?; Llevas tu portátil para trabajar y te enfrentas a un vuelo largo sin escalas. Actualmente, el vuelo comercial sin escalas más largo del mundo dura unas 19 horas: conecta el aeropuerto Changi de Singapur con el aeropuerto John F. Kennedy de la ciudad de Nueva York. ¿Pero es necesario ese viaje? Con rutas de vuelo asistidas por IA, aviones eléctricos y otras tecnologías a punto de cambiar los viajes aéreos, es solo cuestión de tiempo antes de que los vuelos de larga distancia se vuelvan más eficientes. Y lo que es más importante, ¿son seguros para la salud los vuelos largos como este?

Veamos algunos riesgos para la salud relacionados con volar durante mucho tiempo prolongado.

¿Son Seguros los Vuelos Largos para la Salud?

Tipos de vuelos largos y duración

Los vuelos largos pueden clasificarse en diferentes categorías según su duración y la distancia que cubren. Aquí hay algunas clasificaciones comunes:

Vuelos de corta distancia:

  • Duración: Menos de 3 horas.
  • Ejemplos: Vuelos regionales o nacionales que conectan ciudades cercanas.

Vuelos de media distancia:

  • Duración: Entre 3 y 6 horas.
  • Ejemplos: Vuelos que conectan regiones geográficas más extensas o países cercanos.

Vuelos de largo recorrido:

  • Duración: Entre 6 y 12 horas.
  • Ejemplos: Vuelos intercontinentales que conectan continentes vecinos, como Europa a América del Norte.

Vuelos ultralargos:

  • Duración: Más de 12 horas.
  • Ejemplos: Vuelos que cruzan océanos o continentes extensos, como vuelos directos desde Asia a América del Norte o Australia a Europa.

Vuelos de vuelta al mundo:

  • Duración: Varía significativamente, dependiendo de la ruta.
  • Ejemplos: Rutas que circunnavegan el globo, conectando múltiples continentes en un solo viaje.

Vuelos sin escalas:

  • Duración: Puede variar según la distancia.
  • Ejemplos: Vuelos que no hacen paradas intermedias entre el punto de origen y el destino final.

Vuelos con escalas múltiples:

  • Duración: Puede ser más larga debido a las paradas intermedias.
  • Ejemplos: Vuelos con varias escalas antes de llegar al destino final, a menudo utilizados para conexiones entre regiones.

La duración de un vuelo también puede variar según factores como las condiciones meteorológicas, la ruta específica, la velocidad del avión y la eficiencia del servicio de aerolínea. Además, algunos vuelos largos pueden ofrecer servicios específicos, como camas planas en clase ejecutiva o entretenimiento a bordo para hacer más cómoda la experiencia de viaje.

Condiciones de hacinamiento en el avión

Sentarse quieto en un asiento estrecho durante horas no sólo es desagradable: puede provocar una trombosis venosa profunda, cuando se forman coágulos de sangre en las piernas debido a un flujo sanguíneo deficiente. Cuanto más tiempo no te muevas, mayor será tu riesgo. En el peor de los casos, el coágulo puede desprenderse y alojarse en los pulmones. Afortunadamente, esto es raro. Y puedes reducir el riesgo levantándote y caminando o flexionando las piernas.

Los pasajeros de vuelos largos necesitan pensar en levantarse entre tres y cuatro horas y caminar para favorecer su salud. Sentarse en una silla y simplemente mover las piernas (en esencia, presionar los talones hacia abajo y hacia arriba con los dedos de los pies) puede marcar una gran diferencia en cuanto a si alguien va a tener [trombosis venosa profunda].

Aire seco y gérmenes.

También ayuda concentrarse en la hidratación para estar más seguros en los vuelos largos, lo que significa evitar las bebidas azucaradas. Los refrescos, las bebidas alcohólicas y el café son diuréticos, lo que significa que te hacen orinar más. Si vas a hacer un viaje largo, se recomienda que empieces a [hidratarte] el día anterior. Lleva una botella de agua a mano en tu bolso de mano.

El aire súper seco en un avión puede hacer que sea más fácil deshidratarse. También seca las membranas mucosas, lo que evita que atrapen gérmenes. Lo cual es lamentable, porque siempre existe la posibilidad de que tus compañeros de viaje te resfríen o algo peor. A medida que pasa cada hora, estás un poco más expuesto y, por lo tanto, aumenta la probabilidad de resfriarte en un vuelo como de larga distancia.

Por lo tanto, es posible que no tengas suerte si te sientas junto a alguien que ya está enfermo. Sin embargo, la idea de que el aire recirculado en un avión favorece la transmisión de enfermedades es un mito. El flujo de aire y la circulación del aire de la cabina son bastante sofisticados desde el punto de vista técnico, por lo que normalmente no existe un alto riesgo de infectarse incluso si hay alguien [enfermo] sentado dos filas antes.

En un viaje largo, deberías preocuparte más por las bandejas, los baños y otras superficies que acumulan gérmenes con las que es probable que entre en contacto, aunque se limpien después de los vuelos. Las principales aerolíneas que vuelan largas distancias hacen muy bien en asegurarse de que el avión esté lo más limpio… posible. Pero se recomienda viajar con toallitas desinfectantes o sanitizante. Realmente lo mejor es tocar lo menos posible.

Radiación y presión del aire.

No hay mucho que puedas hacer con respecto a los rayos cósmicos. Cada vez que un pasajero vuela, queda expuesto a una pequeña cantidad de radiación procedente del espacio. Cuanto más tiempo estés en el avión, más exposición a la radiación tendrás.

Sin embargo, la radiación a la que están expuestos la mayoría de los viajeros en un año determinado se sitúa cómodamente dentro de la exposición a la radiación recomendada. Los viajeros muy frecuentes que realizan vuelos de larga distancia podrían superar los límites recomendados de exposición a la radiación.

Los pilotos y otros miembros de la tripulación de vuelo pasan suficiente tiempo en el aire como para que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades los consideren trabajadores radioactivos. La agencia recomienda intentar limitar su tiempo en vuelos que sean muy largos, volar a gran altura o sobrevolar los polos.

Otra preocupación es que la presión del aire también es menor en un avión que a nivel del mar. Esto no molesta a la mayoría de la gente. Sin embargo, el aire enrarecido puede causar problemas a quienes son mayores o tienen afecciones cardíacas u otras enfermedades preexistentes.

Factores de riesgo generales en aviones de largo recorrido

Los vuelos de largo recorrido implican pasar largas horas en un avión y están asociados con ciertos factores de riesgo para la salud y el bienestar de los pasajeros. Aquí hay algunos factores generales de riesgo en vuelos de largo recorrido:

Trombosis venosa profunda (TVP):

La TVP es un riesgo potencial debido a la inmovilidad prolongada. En vuelos largos, los pasajeros pueden estar sentados durante horas sin moverse, lo que aumenta el riesgo de formación de coágulos sanguíneos en las piernas.

Síndrome de la clase turista:

Este término se utiliza para describir la hinchazón de las piernas y los tobillos que puede ocurrir durante vuelos largos debido a la retención de líquidos. La inmovilidad y la presurización de la cabina pueden contribuir a este problema.

Descompresión y presión de cabina:

Aunque los aviones están diseñados para mantener una presión adecuada en la cabina, los cambios bruscos de presión pueden causar malestar y, en casos raros, afectar a personas con condiciones médicas específicas.

Desfase horario (jet lag):

Los vuelos de larga distancia que cruzan múltiples zonas horarias pueden causar desfase horario, afectando el reloj biológico interno y causando síntomas como fatiga, insomnio, irritabilidad y problemas digestivos.

Radiación cósmica:

A altitudes elevadas, los aviones pueden estar expuestos a niveles ligeramente más altos de radiación cósmica. Aunque la exposición en vuelos comerciales es baja, los viajes frecuentes pueden acumular exposición.

Infecciones respiratorias:

El aire recirculado en la cabina y la proximidad a otras personas pueden aumentar el riesgo de transmisión de infecciones respiratorias, como resfriados y gripe.

Condiciones psicológicas:

La ansiedad, el estrés y el miedo a volar pueden afectar a algunos pasajeros durante vuelos largos. La duración del vuelo y el entorno cerrado pueden contribuir a estos problemas.

Deshidratación:

La baja humedad en la cabina puede provocar deshidratación. La deshidratación puede contribuir a la fatiga, dolores de cabeza y molestias generales.

Problemas gastrointestinales:

Cambios en la presión atmosférica y en los patrones de alimentación pueden contribuir a problemas gastrointestinales, como hinchazón y malestar estomacal.

Espacio reducido y comodidad:

La falta de espacio personal y la incomodidad de los asientos pueden contribuir a la fatiga y la incomodidad general durante vuelos largos.

Es importante que los pasajeros tomen medidas para mitigar estos riesgos, como levantarse y estirarse regularmente, mantenerse bien hidratados, ajustarse gradualmente a cambios de zona horaria y tomar precauciones específicas según sus necesidades de salud individuales. Además, es recomendable consultar a un profesional de la salud antes de realizar vuelos largos, especialmente si se tienen condiciones médicas preexistentes.

Veamos si realmente son seguros los vuelos largos para la salud.

Emisiones de los aviones

La influencia más profunda de un avión probablemente no esté en los pasajeros; resulta que los aviones que vuelan a kilómetros sobre la superficie de la Tierra pueden causar problemas en el fondo.

El principal impacto en la salud son probablemente las emisiones que provienen de ellos y los impactos en la salud de las personas del suelo. Se estima que 17.000 personas en todo el mundo mueren cada año debido a la contaminación del aire causada por los aviones. Estas emisiones, que están relacionadas con el cáncer de pulmón y las enfermedades cardiopulmonares, provinieron de aviones en altura de crucero, así como de aquellos en pleno despegue y aterrizaje.

Pero los vuelos de ultra larga distancia en realidad pueden generar menos contaminación nociva que las rutas que incluyen escalas. Aunque las emisiones a gran altitud afectan la salud humana en tierra, las emisiones a baja altitud en los aeropuertos cuando los aviones despegan, aterrizan y ruedan son aún más impactantes porque están más cerca de donde vive la gente.

Una de las ideas más radicales para reducir la contaminación relacionada con los aviones es utilizar aviones eléctricos, que no emitirían emisiones durante el vuelo. Lamentablemente, los vuelos más largos no son buenos candidatos para esta tecnología.

Los aviones eléctricos podrían ser posibles para distancias más cortas, tal vez hasta 1.000 kilómetros aproximadamente, pero parece mucho menos probable que los aviones eléctricos puedan contribuir de manera significativa a los vuelos de ultra larga distancia, al menos hasta dentro de unos años.

¿Qué pasa a nuestra salud si viajas mucho en avión?

Viajar con frecuencia en avión puede tener diversas repercusiones en nuestra salud. Por un lado, brinda la oportunidad de acceder a nuevas experiencias culturales, expandir horizontes profesionales y acumular beneficios a través de programas de lealtad de aerolíneas. Sin embargo, también conlleva desafíos, como la posibilidad de experimentar jet lag debido a los cambios constantes de zonas horarias, problemas de sueño causados por la incomodidad de los vuelos, estrés derivado de la planificación y la separación familiar, así como posibles riesgos para la salud cardiovascular, como la trombosis venosa profunda, debido a la inmovilidad prolongada durante vuelos largos.

Además, la exposición a niveles ligeramente más altos de radiación cósmica y el impacto ambiental asociado con los viajes frecuentes son aspectos a considerar. Es esencial equilibrar los beneficios y desafíos de viajar con regularidad, tomando medidas para mitigar los posibles impactos negativos en la salud.

¿Qué es más seguro volar de día o de noche?

La seguridad de volar de día o de noche está más relacionada con la experiencia y habilidades de los pilotos, así como con los sistemas de navegación modernos, que con el momento del día en sí. Ambas condiciones ofrecen ventajas y desafíos únicos. Durante el día, la visibilidad suele ser mejor, facilitando la detección de obstáculos y la navegación. Sin embargo, también puede haber mayor tráfico aéreo. Por otro lado, volar de noche puede presentar desafíos visuales, pero los sistemas de iluminación en las aeronaves y en los aeropuertos ayudan a mitigar estos problemas. La elección entre volar de día o de noche dependerá en gran medida de factores operativos, como la programación de vuelos, la logística y las condiciones meteorológicas. En última instancia, la seguridad en la aviación depende de rigurosos estándares de entrenamiento y protocolos de seguridad, independientemente del momento del día en que se realice el vuelo.

¿Qué pasa con tu cuerpo en un avión?

El cuerpo experimenta varios cambios y desafíos cuando se encuentra a bordo de un avión. Durante vuelos prolongados, la inmovilidad y la limitación de espacio pueden dar lugar a problemas como la trombosis venosa profunda debido a la circulación sanguínea restringida. Además, la exposición a la presurización de la cabina puede causar descompresión y cambios en la presión atmosférica, afectando a algunas personas con condiciones médicas específicas. La falta de humedad en la cabina puede contribuir a la deshidratación, y la proximidad a otros pasajeros aumenta el riesgo de transmisión de infecciones respiratorias. Es relativo saber si son seguros los vuelos largos para la salud porque la adaptación a cambios de zona horaria puede provocar jet lag, afectando el reloj biológico interno y causando fatiga y desorientación, puede variar por múltiples factores. A pesar de estos desafíos, mantenerse bien hidratado, estirarse y moverse durante el vuelo, y tomar precauciones según las necesidades de salud individuales pueden ayudar a minimizar los impactos en el cuerpo durante el viaje en avión.

¿Cuánto es lo máximo que puede durar un viaje en avión?

La duración máxima de un viaje en avión depende de diversos factores, como la distancia entre los puntos de origen y destino, las rutas aéreas utilizadas y las escalas programadas. Los vuelos más largos, conocidos como vuelos ultralargos, pueden superar fácilmente las 15 o incluso 20 horas de duración, y a menudo involucran trayectos que cruzan continentes o incluso océanos.

Algunos ejemplos notables incluyen rutas directas entre ciudades distantes, como vuelos desde Asia a América del Norte o de Australia a Europa. Estos viajes prolongados requieren una planificación meticulosa para abordar consideraciones como la comodidad de los pasajeros, la gestión de la fatiga de la tripulación y la logística operativa para saber exactamente si estos vuelos largos son seguros para la salud. La duración máxima de un vuelo también está influenciada por avances en la tecnología de aviación y la capacidad de las aeronaves para realizar vuelos de larga distancia de manera eficiente y segura.

¿Qué aviones se utilizan para viajes largos?

Para realizar viajes largos, las aerolíneas suelen utilizar aviones de largo alcance diseñados específicamente para vuelos de larga distancia. Ejemplos comunes de aviones utilizados en este tipo de viajes incluyen modelos de la familia Boeing 777, como el Boeing 777-200LR y el Boeing 777-300ER, así como el Airbus A350 XWB.

Estas aeronaves están equipadas con tecnología avanzada, sistemas de navegación eficientes y características que mejoran la comodidad de los pasajeros durante vuelos prolongados. Otros aviones populares para viajes largos incluyen el Boeing 787 Dreamliner y el Airbus A380, este último conocido por ser el avión de pasajeros más grande del mundo, capaz de transportar grandes cantidades de pasajeros en vuelos de larga distancia. Estos aviones son los más seguros para la salud porque están diseñados para optimizar la eficiencia de combustible, reducir la fatiga de la tripulación y proporcionar comodidades a bordo para hacer más agradable la experiencia de vuelo en trayectos extensos.

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